Tengo conflictos en cuanto a la bondad y la generosidad. Son cualidades que funcionan bien en el entorno infantil, pero parecen carecer de sentido en la vida adulta. Eso no impide ser cortés y atento para evitar problemas y hacer la vida más llevadera para todos; eso debería ser suficiente. La bondad a menudo no es recompensada; por el contrario, las personas tienden a abusar de ella y a sentirse con derecho a exigir más.
En un mundo donde todos buscan destacar, a pesar de que no hay espacio para todos en el éxito, es difícil encontrar un lugar. Los tiempos que vivimos son complicados. Ya no estamos en una pequeña aldea donde nos ayudamos mutuamente a prosperar; más bien, parece que estamos retrocediendo hacia una especie de vida salvaje, con la dificultad añadida de tener que reprimir nuestros instintos, una completa desventaja.
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