Los fantasmas no son solo los muertos que vagan sin descanso; también somos nosotros, aquellos que viven atrapados entre lo que fuimos y lo que queremos ser. Somos sombras en busca de un hogar, de un lugar donde nuestra existencia resuene con significado. Como espectros, a veces habitamos espacios que no nos pertenecen, aferrándonos a recuerdos, a anhelos, a fragmentos de mundos que nos rechazan.
No encontrar un lugar en el mundo es como caminar por un paisaje que se desvanece bajo nuestros pies: un perpetuo errar en lo desconocido. Quizás, como los fantasmas, nuestra condena no sea la ausencia de lugar, sino el deseo inagotable de pertenecer, de ser reconocidos por un mundo que nunca termina de aceptar nuestra forma incompleta!!
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