Admito que tengo dificultades para conversar con las personas, lo cual es contradictorio, ya que cuando estoy dando clases o explicando algo, soy coherente y directo. Sin embargo, cuando se trata de conversaciones sociales, me siento inseguro. Esto explica por qué tengo amistades limitadas, con quienes puedo conectar porque me entienden y aceptan.
La anécdota que compartí es un ejemplo de una conversación real que tuve con mi mejor amiga. Aunque no es un problema grave, resulta ser un tanto confuso y carece de sentido cuando se saca de contexto. Actualmente, tiendo a tomarme más tiempo para pensar en mis palabras, lo cual se ha convertido en un ejercicio intelectual estresante.
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